Historia de Bolivia: época precolombinaHistoria de Bolivia: época precolombina


Historia de Bolivia: época precolombina

La época precolombina estuvo marcada en Bolivia por varios imperios que sucesivamente tomaron el control de territorios más o menos extensos.

Entre ellos están los Chavín, los Huari, y luego el imperio Tiwanaku (también conocido como Tiahuanaco). Este período pre-incaico dejó un gran número de ruinas, especialmente en las orillas del lago Titicaca donde despegó. Numerosos descubrimientos arqueológicos han sacado a la luz cerámicas, estelas ornamentadas, pilares grabados, pero también canales de irrigación y cultivos en terrazas, lo que demuestra la organización y los conocimientos que ya tenía esta cultura, entre los siglos VI° y IX°. También parece que sus conocimientos astrológicos eran relativamente avanzados, dada la orientación de los edificios que han llegado hasta nosotros.

 Luego viene la dominación Aymara, que hace la transición con el Imperio Inca. La dominación Inca en realidad duró poco tiempo: de 1476 a 1534. Una deslumbrante expansión desde Cusco (Perú) fue seguida muy rápidamente por una gran organización de todos los territorios anexos, desde el norte de Chile y Argentina hasta Ecuador y el sur de Colombia.

La sociedad incaica estaba dirigida por el Inca, hijo del sol, dios viviente, emperador y gobernante absoluto. La abrumadora jerarquía y un poderoso ejército impusieron el orden social altamente regulado del imperio. Este orden social altamente complejo era viable gracias al excelente sistema de comunicaciones y la red de carreteras que atravesaba todo el imperio, desde los Andes hasta el Amazonas. Un rasgo característico de la organización del imperio era la puesta en común de todos los bienes y el pago de impuestos en forma de tiempo de trabajo, así como la redistribución de los recursos entre las diferentes regiones y según las necesidades (desastres naturales, etc.).

Pero la integración de los diferentes pueblos en el imperio de una manera tan brutal y rápida no podía hacerse sin algunas rebeliones y desestabilización política: en una guerra de sucesión, Atahualpa, el hermanastro del emperador, tomó el poder por la fuerza, pero no fue considerado el heredero del sol; los presagios que anunciaban el fin de la dominación incaica cruzaron el imperio; todo esto favoreció la conquista española. 

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