La Amazonia boliviana no es la más conocida, ya que es una de las regiones más grandes de Bolivia. Principalmente concentrada en la región del Beni, la selva amazónica, su calor sofocante y su humedad incomparable, reserva muchas sorpresas. En primer lugar, por supuesto, la fenomenal biodiversidad de una selva virgen, casi intacta (a diferencia de la selva brasileña, ahora en gran parte amputada). En efecto, el gran número de parques naturales ha permitido, a pesar de la amenaza que representan las grandes obras proyectadas de manera más o menos segura, preservar un gran número de especies vegetales y animales que este espacio casi virgen alberga. El otro interés de esta región es la gran diversidad cultural de sus pueblos nativos. En particular, la música tradicional, con sus ritmos e instrumentos muy particulares, da la impresión de haber entrado en otro mundo. Para desplazarse, la red fluvial sigue siendo la más apropiada; un modo de transporte más exótico y diversificado (piragua, barco de carga u hotel flotante...), pero sujeto a las variaciones climáticas (¡cuidado con la estación de lluvias, cuando los lechos de los ríos pueden extenderse o encogerse más de 20 km cada vez!)