Caravanas de llamasCaravanas de llamas


Caravanas de llamas


Un medio de subsistencia


 Las caravanas de llamas se originaron en tiempos precolombinos, a partir de la necesidad de personas que vivían en zonas de difícil acceso y con un clima poco propicio para la agricultura de abastecerse de productos de primera necesidad.

También era una forma de abrir rutas comerciales que favorecían el intercambio de materias primas, y de unificar reinos (aymara, inca, etc.) que no estaban necesariamente unificados debido a su accidentada geografía.  Los habitantes del norte de Bolivia tenían que cruzar todos los Andes una vez al año en la estación seca (la estación de lluvias era demasiado peligrosa) para ir a extraer sal en el Salar de Uyuni.

Acompañado por cientos de llamas, el camino es largo, difícil, los animales se pierden regularmente, el clima es hostil. Luego, una vez que se llega a Uyuni, la sal debe ser extraída por grandes bloques, que las llamas llevarán todo el camino de regreso. La última parte del viaje consiste en parar de pueblo en pueblo para cambiar la sal por comida: maíz, patatas, cereales, etc. Las llamas llevarán la sal todo el camino de vuelta.

Finalmente, después de varios meses de trashumancia, regresan a su pueblo de origen. Este fue un ritual muy importante para estas poblaciones: en primer lugar, porque ponía en contacto a personas de pueblos muy aislados entre sí, compartiendo así sus culturas y costumbres y contribuyendo a formar un espacio social más homogéneo culturalmente. En segundo lugar, el primer viaje en caravana al Salar fue un verdadero rito de paso a la edad adulta para los jóvenes, poniendo a prueba su resistencia física y obligándoles a crear su propia red de conocidos para hacer trueques.

Lamentablemente, hoy en día, estas caravanas casi han desaparecido: la llegada de los camiones ha hecho que el transporte de la sal sea mucho más conveniente y rápido, y la sal es ahora un producto fácilmente accesible en todas las ciudades y pueblos de Bolivia, lo que hace que el trueque de sal ya no sea una práctica viable. 

Sin embargo, varias agencias de turismo han recreado estas caravanas como opciones de trekking: tomamos la misma ruta, partiendo de La Paz y llegando a Uyuni, acompañados por llamas que llevan nuestras pertenencias, pero con el objetivo económico en mente. El objetivo cultural, sin embargo, ha permanecido intacto. Es una forma privilegiada de entrar en contacto con estas poblaciones que viven aisladas en las alturas perdidas de los Andes. 

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