Al final de un sendero, en el extremo norte de la Isla del Sol, el sitio de la Chincana revela una antigua y aún misteriosa construcción. Se compone de varias "habitaciones" unidas por numerosos pasillos, de ahí el nombre de "laberinto", y probablemente esté vinculado a antiguos cultos. Esta maraña de pequeños muros de piedra es el complemento perfecto para un magnífico paseo por la isla.